Ana María Machado (Río de Janeiro, 1941) es autora de varias novelas para adultos y de cerca de un centenar de libros para niños, muchos de ellos traducidos a distintos idiomas, editados en 16 países y merecedores de todos los premios literarios que se conceden en Brasil y algunos del extranjero. En 1996 fue candidatizada por la FNLIJ, sección brasileña de IBBY, al premio Hans Christian Andersen.
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Había una vez una niña bonita, bien bonita. Tenía los ojos como dos aceitunas negras, lisas y muy brillantes. Su cabello era rizado y negro, muy negro, como hecho de finas hebras de la noche. Su piel era oscura y lustrosa, más suave que la piel de la pantera cuando juega en la lluvia.
A su mamá le encantaba y a veces le hacia unas trencitas todas adornadas con cintas de colores. Y la niña bonita terminaba pareciendo una princesa de las Tierras de África o un hada del reino de la Luna.
Por eso, un día el conejo fue adonde la niña y le preguntó: -Niña bonita, Niña bonita, ¿Cuál es tu secreto para ser tan negrita? La niña no sabía pero inventó: -Ah, debe ser que de chiquita me cayó encima un frasco de tinta negra.
El conejo fue a buscar un frasco de tinta negra. Se lo echó encima y se puso negro y muy contento. Pero cayó un aguacero que le lavó toda la negrura y el conejo quedó blanco otra vez.
Entonces regresó adonde la niña y le preguntó: - Niña bonita, niña bonita ¿Cuál es tu secreto para ser tan negrita? La niña no sabía, pero inventó: -Ah, debe ser que de chiquita tomé mucho café negro.
A su mamá le encantaba y a veces le hacia unas trencitas todas adornadas con cintas de colores. Y la niña bonita terminaba pareciendo una princesa de las Tierras de África o un hada del reino de la Luna.
Por eso, un día el conejo fue adonde la niña y le preguntó: -Niña bonita, Niña bonita, ¿Cuál es tu secreto para ser tan negrita? La niña no sabía pero inventó: -Ah, debe ser que de chiquita me cayó encima un frasco de tinta negra.
El conejo fue a buscar un frasco de tinta negra. Se lo echó encima y se puso negro y muy contento. Pero cayó un aguacero que le lavó toda la negrura y el conejo quedó blanco otra vez.
Entonces regresó adonde la niña y le preguntó: - Niña bonita, niña bonita ¿Cuál es tu secreto para ser tan negrita? La niña no sabía, pero inventó: -Ah, debe ser que de chiquita tomé mucho café negro.
El conejo fue a su casa. Tomó tanto café que perdió el sueño y pasó toda la noche haciendo pipí. Pero no se puso nada negro.
Tuvieron conejitos para todos los gustos: blancos, bien blancos, blancos medio grises, blancos manchados de negro, negros manchados de blanco, y hasta una conejita negra, bien negrita. Y la niña bonita fue la madrina de la conejita negra.
Cuando la conejita salía a pasear siempre había alguien que le preguntaba: -Coneja negrita, ¿Cuál es tu secreto para ser tan bonita? Y ella respondía: -Ningún secreto. Encantos de mi madre que ahora son míos.
5 comentarios:
Muy bello este cuento. Niña bonita... Ana María Machado es ingeniosa y te hace sentir que las cosas pueden ser no siempre como lo pensaste. Es una invitación a la belleza, a lña sensatez y al amor. Felicidad por conseguirlo y publicarlo aquí en tu también bello blog.
Beosos...
Me gusta mucho tu blog, nos veremos a menudo, te espero en Manolinvicio.
Es un libro precioso. A los niños les encanta leerlo en la biblioteca.
Felicitaciones por el blog.
Besadetes
Precioso cuento. Mucho gusto en conocerle.
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